1. Augusto
Introducción
En mi libro La República Romana , relaté el surgimiento de Roma, que comenzó como una pequeña aldea a orillas del río Tíber, en Italia.
Había sido fundada, según la leyenda, en 753 a. C.; esto es, 753 años «antes de Cristo», o antes de la fecha tradicional del nacimiento de Jesús .
Durante siglos, los romanos lucharon para crear un gobierno eficiente. Se libraron de sus reyes y crearon una república. Elaboraron un sistema de leyes y reforzaron su dominación sobre las regiones circundantes.
Sufrieron algunas derrotas y en un momento la ciudad fue casi destruida por invasores bárbaros. Los romanos resistieron, sin embargo, y en la época en que su ciudad tenía cinco siglos de antigüedad lograron la dominación de toda Italia, Roma empezó, entonces, a emprender guerras contra las otras grandes naciones del mundo mediterráneo. Una vez más, estuvo cerca de la derrota, pero, una vez más, resistió hasta la victoria final. Por la época en que la ciudad tenía ya seis siglos, era la mayor potencia de todo el Mediterráneo.
La prosperidad y el poder acarrearon problemas, y Roma comenzó a sufrir por las insurrecciones de esclavos, las revueltas de aliados y, sobre todo, por las guerras desencadenadas por generales rivales.
Por un momento, pareció que llegaría la paz cuando el más grande de los generales romanos, Julio César, reunió todo el poder en sus manos. Pero en 44 a. C. (709 A. U. C.), César fue asesinado y comenzaron nuevamente las guerras civiles.
Esta vez, duraron poco tiempo. El sobrino nieto de Julio César, Octavio, se apoderó a su vez del poder y derrotó a todos sus rivales. En 29 a. C. (724 A. U. C.), finalmente llegó la paz. Terminaron las guerras de siete siglos, tanto las grandes guerras de conquista como las terribles y desgarradoras guerras civiles.
La guerra continuó en regiones fronterizas y lugares distantes, pero las tierras civilizadas que rodeaban el Mediterráneo se entregaron, gozosamente, a las alegrías de la paz. Fue en este punto donde llegó a su fin mi libro La República Romana, y es en él donde, en este libro, retomo el relato.
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