CALAHORRA
El fin de la Pascua romana
Mercafórum cerró ayer sus puertas tras un fin de semana en el que Calahorra ha revivido su pasado
La asociación Grupo Paso Viviente volvía a transformar la ciudad en la antigua 'Calagurris', para el disfrute de todos. Mayores y pequeños, vecinos de la margen del Cidacos e incluso extranjeros de poblaciones más lejanas como el País Vasco, Navarra, Cataluña o Aragón no han podido resistirse a los encantos de su mercado.
De toda raza y condición
Gentes de toda raza y condición han abarrotado la calles Grande, Mártires y plaza de El Raso, donde mercaderes, artesanos, dramaturgos, soldados y bailarinas han envuelto a la cuna del padre de la retórica, Marco Fabio Quintiliano, de un halo de fantasía y jolgorio propio de las antiguas fiestas romanas.
Con la representación teatral de 'Los sueños de Prócula' Mercafórum cerraba sus puertas, la legión regresaba a sus campamentos y Calahorra recuperaba su aspecto habitual sin las columnas, mosaicos, esculturas y templos que han ambientado el evento.
Para sus organizadores la gran afluencia de público registrada el sábado y el domingo es sinónimo de satisfacción y de reconocimiento hacia la intensa labor que realizan durante meses.
El tiempo ha sido también uno de los factores fundamentales en la concurrencia de visitantes, aunque ayer por la tarde la lluvia se dejó caer por la urbe, obligando a a buscar un lugar para resguardarse de la tormenta. Muchos encontraron protección bajo el nuevo 'Impluvium'.
De toda raza y condición
Gentes de toda raza y condición han abarrotado la calles Grande, Mártires y plaza de El Raso, donde mercaderes, artesanos, dramaturgos, soldados y bailarinas han envuelto a la cuna del padre de la retórica, Marco Fabio Quintiliano, de un halo de fantasía y jolgorio propio de las antiguas fiestas romanas.
Con la representación teatral de 'Los sueños de Prócula' Mercafórum cerraba sus puertas, la legión regresaba a sus campamentos y Calahorra recuperaba su aspecto habitual sin las columnas, mosaicos, esculturas y templos que han ambientado el evento.
Para sus organizadores la gran afluencia de público registrada el sábado y el domingo es sinónimo de satisfacción y de reconocimiento hacia la intensa labor que realizan durante meses.
El tiempo ha sido también uno de los factores fundamentales en la concurrencia de visitantes, aunque ayer por la tarde la lluvia se dejó caer por la urbe, obligando a a buscar un lugar para resguardarse de la tormenta. Muchos encontraron protección bajo el nuevo 'Impluvium'.
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