viernes, septiembre 15

SEGOBRIGA: agosto de 2006

FOTOS DE MI CAMARA


vista de las ruinas desde el camino reconstrucción virtual de la ciudad


foto tomada desde las termas

el teatro desde arriba y el anfiteatro


dos vistas diferentes de lo que era el foro


vista desde ariba del anfiteatro


diferentes fotos desde el pequeño museo de la entrada







FOTOS Y DOCUMENTACIÓN SACADA DE OTRAS WEBS
http://www.balawat.com/Archiv/pd.htm
http://www.jccm.es/cultura/parques/segobriga/index_ie.html



RECONSTRUCCIÓN VIRTUAL DE LA ZONA NORTE
1. Torre octogonal 2. Teatro 3. Criptopórtico 4. Foro 5. Basílica y Aula Julio-Claudia 6. Termas del Teatro 7. Templo 8. Puerta Norte 9. Anfiteatro 10. Muralla 11. Termas Monumentales.
Esta reconstrucción virtual, junto con la de las Termas y el Teatro, están realizadas con la colaboración técnica de Juan Manuel Abascal, arqueólogo director del yacimiento.

como llegar

Historia de la ciudad
Existen muy escasas noticias de Segobriga en la antigüedad, que no dicen nada sobre su origen. Su nombre es céltico, Sego-briga, por lo que debió ser fundada y habitada por poblaciones celtibéricas de estas altas tierra de la Meseta.
Por su situación, Segobriga fue siempre un importante cruce de comunicaciones, además de un centro de producción agrícola y ganadera. Inicialmente sería un castro celtibérico que dominaba la hoya situada al norte de la ciudad defendido por el río Gigüela, como indican algunos restos aparecidos de esa temprana fecha. Tras la conquista romana a inicios del siglo II a.C., Segobriga debió convertirse en un oppidum o ciudad celtibérica, quizás nombrada por primera vez en las luchas de Viriato, hacia el 140 a.C. Tras las Guerras de Sertorio, en torno al 70 a.C., pasó a controlar un amplio territorio como capital de toda esta parte de la Meseta y Plinio (Historia natural, 3,25) la consideró caput Celtiberiae o inicio de la Celtiberia.
En tiempos de Augusto, unos años antes del cambio de Era, dejó de ser una ciudad estipendiaria, que pagaba tributo a Roma, y se convirtió en municipium latino, habitada por un número creciente de ciudadanos romanos. Entonces se produjo su auge económico como cruce de comunicaciones y centro minero de lapis specularis o yeso traslúcido para ventanas, por lo que inicia un admirable programa de construcciones monumentales que finaliza hacia el 80 d.C., fecha en que la ciudad debió alcanzar su mayor desarrollo, plenamente integrada en el Imperio Romano.
Los hallazgos de las excavaciones ilustran cada día mejor la historia de la ciudad. Tras su auge en el siglo I, el desarrollo de este centro minero y administrativo prosiguió hasta la crisis del Imperio en el siglo III d.C., cuando aún existían en Segobriga importantes elites en la ciudad. Pero en el siglo IV ya se abandonan sus principales monumentos, como el Anfiteatro y el Teatro, prueba de su decadencia y de su progresiva conversión en un centro rural.
En época visigoda, a partir del siglo V, era todavía una ciudad importante, con obispos que acudían a los concilios de Toledo entre los años 589 y el 693 d.C. De esos años es una gran basílica y la extensa necrópolis que la circunda, pero la vida urbana debió ser cada vez más reducida. Esta situación prosiguió hasta la invasión islámica, cuando obispos y elites gobernantes huirían a los reinos cristianos el norte, como ocurrió en la ciudad de Ercavica (Cañaveruelas, Cuenca) y se construye sobre la antigua acrópolis una fortificación árabe sobre la antigua acrópolis situada en la cumbre del cerro.
Tras la Reconquista, la población se desplazó al actual pueblo de Saelices, situado a 3 km más al Norte, junto a la fuente del acueducto romano de la antigua Segobriga. El lugar pasó a denominarse el «Cabeza del Griego» y quedó reducido a una pequeña población rural dependiente de la villa de Uclés, cuyo bello convento-fortaleza se halla a sólo situada a solo 10 km de Segobriga. Desde entonces prosiguió su paulatina despoblación, hasta que sólo ha quedado la pequeña ermita construida sobre las antiguas termas monumentales, último testimonio de la antigua ciudad conservado hasta la actualidad.
Olvidado incluso su antiguo nombre, las ruinas sirvieron de cantera para todos los alrededores, en especial para la construcción del Monasterio de Uclés entre los siglos XVI y XVIII, lo que ha contribuido a su mayor destrucción. Pero los hallazgos realizados, en especial las inscripciones, alimentaron el interés por el yacimiento, ya estudiado desde el siglo XVI y excavado en el siglo XVIII por la Real Academia de la Historia. Por ello Segobriga puede considerarse uno de las yacimientos que goza de una más larga tradición de estudios en la Historia de la Arqueología Española.
A su interés arqueológico, se añade el paisajístico, pues Segobriga conserva el paisaje originario de época romana sin construcciones que lo deformen y casi sin alteraciones significativas. Esta excepcional conservación ha llevado a crear en su antiguo solar un moderno Parque Arqueológico para disfrute de cuantos lo visiten.


Teatro de Segóbriga



El Teatro de Segobriga es uno de los edificios singulares de la ciudad y de la Meseta. Presenta un hemiciclo o cavea casi semicircular y una escena monumental recta, hoy destruida casi hasta sus cimientos, pero que estuvo lujosamente adornada con columnas de fustes estriados y de tipo salomónico y con basas y capiteles ricamente decorados. Entre las columnas se colocó una serie de estatuas representando togados y musas.

Fue construido sobre la ladera norte del cerro, apoyado directamente en la roca y fuera de la muralla de la ciudad. Estas condiciones permitieron su mejor conservación y que haya llegado con su graderío casi íntegro hasta nosotros. El edificio tenía capacidad para algo más de 2.000 personas; se comenzó a construirse a fines de la época augustea, aunque las obras se debieron prolongar hasta finales del reinado de Vespasiano, en el último cuatro del siglo I de nuestra Era.
Anfiteatro



El anfiteatro de Segobriga es el único de los conservados en el interior de Hispania y el elemento emblemático de la ciudad durante siglos. Construido sobre la ladera del cerro, y también fuera de la muralla, la edificación se hizo al mismo tiempo que la del teatro.

Ofrece una planta elíptica, con un eje mayor de 74 m. orientado de Este a Oeste, donde se abrían sus dos puertas principales. Ocupa una superficie total de 3836 m² a unas 5.500 personas.



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