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El paso del río Lethes por Décimo Junio Bruto. |
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"Comandadas por Decimo Junio Bruto, las legiones romanas llegaron hasta la margen izquierda del Limia en el año 135 a.Jc. La belleza del lugar les hizo juzgar que se encontraban delante del legendario rio Lethes, que apagaba todos los recuerdos de la memoria de quien lo atravesara. Entonces empuñando el estandarte de las águilas de Roma el comandante llamó desde la otra margen a cada soldado por su nombre. Asi les probó que ése no era el río del Esquecemento." |
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por Xoxé Benito Reza - Ingeniero y escritor. |
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![]() Llevaban muchos días de dura y dilatada marcha. Primero por la Lusitania arriba, desde la distante Conímbriga, luego oliendo la sal sumergida en el aire de Portucale, y más tarde parada y fonda para coger nuevos alientos en Brácara Augusta. Desde Brácara acordaran los viajeros acercarse hasta Astúrica Augusta siguiendo la moderna vía del imperio que cruzaba la Gallaecia por el convento bracarense en dirección nordeste, aquella que Antonino numerara con el XVIII de su Itinerario, y que todos conocían ahora como Vía Nova. A poco de Brácara dejaran los feraces valles del río Cávado para sumergirse en un terreno hostil y melancólico. La Vía Nova subía sin desmayo por entre robledales cerrados acariciando las faldas de la sierra del Xurés, allá donde el horizonte rompía contra el cielo arañado por unas insólitas agujas que destacaban en las cimas. La vía corría hacia arriba en un ciento de rodeos en el lugar llamado Xeira, donde el silbar del viento y el chillido de los pájaros invisibles que habitan las alturas del bosque hablaban del contubernio salvaje entre el bosque viejo y la roca desnuda de la montaña al descubierto. Con no poco esfuerzo llegaran a Portela do home, allá donde remata el mundo y comienza el cielo, por debajo aparecía el valle del Letheo, de Décimo Junio Bruto. Pero ninguno de ellos, ninguna mente humana y por ello limitada podría llegar siquiera a adivinar la realidad física del mundo que ahora tenían por delante, de la exultante visión que naciera de súbito, como por encanto, luego de remontar el río hasta la Ponte Liñares. Desde aquella roca elevada observaron atónitos la laguna y la meseta inmensa de las que tanto les tenían hablado en los últimos días. El río infernal de los miedos estratégicos forjados en las citanias, el río "Fabulosus de Plínio", el "Limaian" de los antiguos, el Letheo de los romanos, se nutría del mar interior más extraordinario que tenían visto en la Iberia. Los viajeros durmieran aquella noche en el FORUM LIMICORUM, y fueran arrullados en sus sueños por el murmullo de las ramas del infinito robledal que se extendía en la distancia hasta la gran montaña del naciente. |
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