viernes, octubre 14

ARTÍCULOS HISTÓRICOS: UNA DE ROMANOS

En el afán de leer información sobre los romanos, encontré un artículo interesante de un señor llamado David Vivó, que transcribo enterito y sin modificaciones al BLOG:




A raíz de ciertas preguntas y comentarios (algunos míos) aparecidos en el foro me he decidido ha hacer un nuevo artículo sobre romanos, en este caso unas reflexiones generales aplicadas a nuestro hobby y enfermedad. Quisiera decir, sin embargo, que son unas reflexiones personales en voz alta y, sobretodo, discutibles (y espero que discutidas) demasiado largas para el foro.


Metopa del monumento de Adamklissi. S. II d.C.

Sin duda, un buen escultor y pintor de figuras históricas, aparte de un artista, tiene que ser un buen investigador. Hace poco, en Saint Vincent, hablando con Diego Fernández Fortes sobre estos temas me comentaba que unas de las cosas que más le gustaban era el largo y laborioso proceso de información previo a la preparación de una pieza. Creo que este es un proceso que, a diferentes niveles, todos compartimos (¿como pintar un escudo, un tartán, etc...?). Esta es precisamente una de las gracias que tiene este trabajo. El problema, a mi parecer, son las fuentes de que bebemos, es decir que material utilizamos desde libros a Internet, sin olvidar nunca la mejor de todas, aunque la más difícil, la observación directa de los originales.



Cuando nos centramos en temas de la antigüedad la falta de información, al menos asequible, crece exponencialmente. Sin duda, y que nadie se rasgue las vestiduras, nuestra principal fuente de inspiración es Angus MacBride y sus publicaciones en Osprey y Concord, y, en menor medida, aunque muchísimo más preciso, Peter Connolly, amén de otros dibujantes. Sin embargo, es aquí donde todos podemos (y recalco el condicional) caer en errores. Yo mismo trabajé una temporada como ilustrador para algún museo arqueológico y lo primero que aprendes es que una lámina tiene que estar llena, es decir, no puedes dejar espacios en blanco donde no tienes información y tienes que deducir, ya sea por parecido con otras piezas, contexto cultural etc... o simplemente (aunque suene duro) inventar, especialmente en los ropajes (colores, texturas, motivos, etc...).



Mas difícil tarea, y más meritosa, es la de un escultor que, además de estas dificultades ha de hacer una pieza en tres dimensiones. Por todo ello, y especialmente en la antigüedad, es necesario recurrir, siempre que sea posible a las fuentes arqueológicas, ya que sin duda son las únicas seguras (si se ha encontrado es que se utilizaba), a las fuentes iconográficas y a las textuales. Sin embargo también éstas son muy matizables y es necesario un acercamiento critico y metodológico, con la única seguridad de que nunca estaremos seguros de nada.

Como he dicho, las fuentes arqueológicas son las únicas cien por cien fiables en cuanto a la forma concreta del objeto en si (espadas, armaduras, etc...), sin embargo puede no ser tan fiable su interpretación. Como ejemplo una experiencia personal. En una excavación arqueológica que dirigí, una fortificación tardorromana cerca de Girona, apareció en un estrato de finales del s. VIII principios del XIX (es decir durante la conquista carolingia) un estribo de caballo. Esta pieza es anterior en casi un siglo a cualquier estribo conocido (ya sea arqueológico o iconográfico) en toda la Europa occidental con lo cual no hay ninguna otra información para contrastar, cosa que te hace dudar (o no) de la fiabilidad del estrato y de si esta pieza es lo que llamamos una intrusión posterior (que a veces pasa). Conclusión, la pieza permanece inédita porque no estamos seguros. Sin embargo, para lo que nos interesa, lo primero que hice nada más encontrarla fue consultar los diferentes libros de Osprey que era lo que tenia más a mano y cual fue mi sorpresa cuando el cabroncete de MacBride te pone una figura u objeto delante cuando no está seguro de algo (podéis comprobarlo). Obviamente esta es una solución perfecta para una ilustración, pero ¿y si algún escultor quiere hacer un caballero carolingio? ¿lo pone, no lo pone? Aunque éste es un caso extremo, y por eso un buen ejemplo, refleja un poco la idea que quería decir de que aunque el objeto este bien representado, no siempre es fiable su contexto cronológico o su utilización.



Metopa del Monumento de Adamklissi. S. II d.C.

Más problemas pueden tener las fuentes iconográficas. A mi parecer, el error más grave conocido en nuestro mundillo es tomar a Osprey como la Biblia, y es que sus autores son buenos pero no pueden saberlo todo, y cada uno hace muchos libros de cosas o épocas diferentes. Un ejemplo es un error en el que muchos (yo incluido) hemos caído: pintar la Guardia Pretoriana de color blanco. En el libro de Osprey se recoge la referencia de un estudio más concreto sobre el mosaico de Palestrina (hay una ilustración) donde se ve un grupo de figuras vestidas de blanco y con escorpiones en el escudo. La deducción lógica (y simplificada) es que como los únicos escudos que conocemos con escorpiones son los de la Guardia Pretoriana (por el símbolo zodiacal de Tiberio) estas figuras son pretorianos y por tanto que su color era el blanco. Sin embargo, si uno estudia bien este mosaico (como me toco hacer, si no, no me habría dado cuenta) verá que el mosaico (muy estudiado por otra parte) es del s. II a.C. casi trescientos años anterior a la creación de la Guardia Pretoriana y que teniendo en cuenta que representa a soldados del Egipto ptolemaico la presencia de escorpiones heráldicos no es de extrañar. Con todo esto ¿quiero decir que los pretorianos no iban de color blanco? Sinceramente no lo se. Ni yo ni nadie. Solo quiero decir que la "prueba infalible" de Osprey hace aguas por todos lados. A pesar de todo, lo más probable es que efectivamente fueran de color blanco, al igual que el resto de todas las legiones por la sencilla razón que el color blanco o crudo era el más corriente y barato de los colores.



Columna trajana. Detalle con legionarios s.II d.C.

La necesidad que tenemos de dar colores concretos a unidades militares concretas es una proyección de nuestra mentalidad sobre la antigüedad que no se regía necesariamente por nuestros parámetros actuales.

La uniformidad, tal como la conocemos, es un concepto que no existía en el ejercito romano. Es decir, si hay uniformidad es más la consecuencia de la producción en masa del equipamiento militar y de unas necesidades básicas que de un reglamento o nada parecido.

La época de Trajano es un ejemplo paradigmático de lo que quiero decir. La principal fuente iconográfica para el ejército romano ha sido siempre la Columna Trajana. En ella se ven, básicamente, tres tipos de legionarios, los legionarios propiamente dichos, los auxiliares y los jinetes. Todos ellos, y especialmente los primeros, responden a un único tipo con el mismo uniforme y armadura (la que yo llamo tipo "Asterix") que sabemos que no concuerda con la realidad, sola la evoca. De la misma época se conservan los relieves del monumento que Trajano hizo construir en Adamklissi (actual Rumania) para conmemorar su victoria sobre Dácia en la que se pueden observar unos legionarios, esculpidos de manera muy tosca, absolutamente diferentes (hace poco ha salido una escena basada en estas escenas hecha por Romeo Models). Ambos relieves son aparentemente contradictorios y parecen presentarnos dos ejércitos radicalmente distintos. Entonces, ¿cuales nos sirven mejor? ¿ninguno?. En realidad sirven los dos pero están hechos con intenciones diferentes. En la columna trajana se quiere presentar al ejército romano en su conjunto como una máquina de guerra perfecta, de aquí su estandarización, mientras que los relieves de Adamklissi intentan representar la realidad del hecho (como diría nuestro amigo Máximo Fuerza y Honor, respectivamente).


Estela funeraria de Marcus Caelius, Centurión de la legio XXII

Así en la primera se insiste mucho en las obras de ingeniería de los romanos (la versatilidad y trabajo de este ejército) y en la decoración de los escudos (cuantas más variedades más amplio parece el ejército) de ésta perfecta máquina de guerra. Mientras que en los segundos, erigidos sobre el territorio conquistado se insiste en el realismo del equipo y de la guerra para reforzar la propia victoria. La primera está hecha para el ciudadano de Roma (la gloria de Roma a través de sus legiones) y los segundos están hechos para los vencidos, recordándoles su derrota (hay un excelente libro de Peter Conolly sobre estas campañas).

Con todo esto quiero decir que el armamento romano era mucho más rico y variado de lo que suponemos. Hay que tener en cuenta la reutilización de material más antiguo (que se podía utilizar durante muchísimos años si se cuidaba bien, aparte de transmitirse de padres a hijos), el cambio de unidades (ya fuera por promoción de los legionarios o por reagrupamientos forzados de legiones disminuidas) y las adaptaciones del armamento defensivo a campañas determinadas (como las mismas guerras dácias en que se reforzaron los cascos, brazos y piernas). Sin embargo no podemos olvidar la producción masiva e industrial de un armamento estandarizado que debía de ser el mayoritario, solo que este podía ser contemporáneo a otro de tipo más residual o antiguo y que por tanto las legiones romanas no estaban tan uniformadas como tendemos a ver en muchas viñetas históricas.


Columna trajana. Detalle auxiliares. S. II d.C.

Un caso aparte lo constituyen los suboficiales y oficiales. Los primeros, de carrera, eran los centuriones con su distintivo penacho transversal del que no parece que no hay duda y de su armadura, mayoritariamente cotas de mallas o de escamas (aunque no exclusivamente) que muy bien recogen las figuras históricas (actualmente hay un boom de centuriones en todas las marcas). Sin embargo si hay un problema en sus representaciones, tanto en figuras como en láminas. La mayor parte de representaciones antiguas de centuriones nos provienen de sus estelas mortuorias (creo que no hay ninguna en la columna trajana, por ejemplo) y, por lo tanto, es normal que se presenten con todas sus condecoraciones, además de su carrera descrita en la inscripción, pero difícilmente irían con todas ellas al campo de batalla (no me imagino un general actual con cincuenta quilos de medallas en un campo de batalla), guardándolas para los desfiles y celebraciones. Ya se que una figura resulta mucho más atractiva con sus condecoraciones (y soy el primero en disfrutarlas) pero no estoy seguro de que sea muy real.

Mas difícil es la representación de los oficiales que tenían como único rasgo común la armadura musculada (de influencia griega), la cinta atada en su cintura (símbolo del mando), la capa de general (paludamentum) y las botas o sandalias altas y cerradas (símbolo de la nobleza, al menos inicialmente).


Relieve con pretorianos

Sin embargo, y por muy curioso que resulte, no sabemos que llevaban en la cabeza, aunque es de suponer que llevarían casco. La imagen que hoy en día tenemos de un oficial romano con su característico casco con visera alta y crin longitudinal no tiene ningún testimonio ni arqueológico (no se ha encontrado ninguno) ni iconográfico (solamente se representa en un relieve con Pretorianos (?) y, con variantes, en representaciones de caballería).

Una característica de la oficialidad era que provenían de la nobleza y familias acaudaladas, por lo que el equipo corría de su cuenta, cosa que dejaba mucha libertad en el diseño y, seguramente, en la imaginación del propietario. Así quizás es inútil buscar un único tipo de casco y atribuirles algunos de los cascos hallados con decoraciones y formas no estándares. En este sentido, si que hay un importante problema con muchas figuras que los escultores habrían de tener presente.


Estatua de Emperador. S. II d.C.

La armadura musculada puede tener una infinidad de decoraciones y hasta formas, dentro del diseño básico del torso humano, pero la armadura que acostumbramos a representar, con protección abdominal, nunca puede ir asociada a una persona montada debido a su incomodez y falta de movimiento lateral (si queréis podéis probarlo personalmente, pero después de una cabalgada la voz se os quedará aguda y no podréis tener descendencia!). Dos ejemplos podrían ser el César de Soldiers (fijaos que está tirado hacia atrás) o el Oficial de Caballería de Latorre (aunque este último es culpa de la película y no del escultor que se inspira en ésta).


En fin, de momento aquí acabo mis largas reflexiones y deliberaciones (¿Hay alguien ahí?). Espero que os sirvan (o no) y que sean debatidas.

En el fondo si todo el mundo me hiciera caso la producción de figuras romanas bajaría en picado ( no os creáis, en muchos textos científicos de tipo arqueológico hay que deducir e interpretar en base a una serie de conocimientos y restos, exactamente lo mismo que hacemos al esculpir y pintar). Mi intención era precisamente hacer reflexiones sobre las figuras romanas por lo poco que las conocemos, pero también he de reconocer que el nivel de éstas (histórico en este caso) es altísimo. En el fondo lo único que quería decir es que la variedad puede ser mucho mayor y de que seamos conscientes de que quizás no todo es autentico (que conste que tampoco hay ninguna prueba de que no lo sea, sencillamente no la hay). Si os parece bien pienso hacer algún artículo mucho más concreto en el futuro y me pongo a vuestra disposición para contestar lo que sea, tanto en el foro como por e-mail, mi biblioteca y yo mismo estamos entusiasmados de ayudaros (en realidad es que me encanta hablar de romanos!).

Gracias por todo.

1 comentario:

  1. Anónimo4:45 a. m.

    Joder tio! no te he visitado en una semana casi y me has enchufado la ENEIDA aqui coño~! que no tengo tanto tiempo para leer como estas historietas! ah antes que me olvide colega date una vuelta por los burrales que ya se ha disparado! Ya te comunicare cuales van a ser las novedades por via privada

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