lunes, mayo 23

LA INVASIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA IV

La batalla de Ilipa



En el año 206 a.C. se entró en la fase final de la lucha de Escipión contra los cartagineses, que tuvo su punto culminante en la batalla de Ilipa, hoy Alcalá del Río. El ejército de Asdrúbal estaba formado por 70.000 infantes, 4.000 jinetes y 32 elefantes. Escipión había tenido buen cuidado de haberse ganado un buen número de aliados en el sur. Uno de estos cabecillas indígenas se llamaba Culcas o Culchas, reyezuelo que dominaba más de 28 ciudades (Liv. 28, 13, 5) y que aportó al ejército de Roma un contingente de 3.000 infantes y 500 jinetes, que fueron muy importante en la victoria romana. Escipión sabía tratar muy bien a los soldados. Así lo demostró cuando el ejército, en número de 8.000 efectivos, que invernaba en Sucro, se rebeló, cundiendo la noticia de la enfermedad de su general, si bien el pretexto real era el descontento porque al parecer se difería el pago del estipendio. En esta ocasión el problema se resolvió destituyendo a los tribunos (Zon. 9, 10, 8).


Estos sucesos impulsaban a los iberos a sublevarse y a atacar las ciudades aliadas. Escipión se ganó hábilmente la simpatía y el buen ánimo de los soldados pagando el estipendio, pero de modo distinto para culpables e inocentes, previo diálogo con los soldados implicados. Las palabras y el discurso de Escipión se muestra lleno de generosidad y de benevolencia. El general quería ser amado y respetado por sus soldados, a los que pidió en este momento que le apoyaran en su candidatura al consulado, cuyo honor correspondía a todos los que habían contribuido a las victorias
militares y por ende a la grandeza de Roma. A los soldados que estaban heridos o enfermos después de la batalla de Ilipa los asentó en Itálica (2)(App. Iber. 37). La piedad de Escipión también se hizo patente respecto a sus antecesores en Hispania, su padre y su tío, ya fallecidos en las guerras, cumpliendo las honras fúnebres y organizando en su honor combates de gladiadores en los que participaron hombres de la nobleza ibérica (Lev. 28, 21; Z. 9, 10, 3) (3).

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